Si el líder visionario dice “venid conmigo hacia esta meta”, el que usa un estilo integrador piensa: “lo primero son las personas, vamos juntos hacia la meta.” Este es el estilo de liderazgo que gira en torno a las personas. Quien lo ejerce valora a los individuos y sus emociones más que a las tareas y los objetivos.
El líder integrador se esfuerza por mantener a sus colaboradores a gusto dentro del equipo al que pertenecen y en crear armonía entre ellos. Dirige construyendo fuertes lazos emocionales y recogiendo los beneficios que esto trae, tales como una mayor proximidad, más naturalidad y lealtad.
Lógicamente, es un estilo que crea un fuerte sentido de pertenencia. Un líder integrador hace que todos los miembros del equipo se sientan muy orgullosos de formar parte de él. Una característica muy habitual en los líderes integradores es que se las arreglan para obtener lo mejor de cada uno. Se fijan más en las cualidades de los miembros del equipo que en sus defectos y potencian el efecto sobre éstas. Sabe aprovecha bien lo mejor de cada uno.
Este estilo tiene un efecto marcadamente positivo en la comunicación. Las personas que se relacionan bien entre sí hablan mucho, comparten ideas y hablan de las cosas que les inspiran, que les motivan. Los líderes que se ocupan de aglutinar a su equipo generan flexibilidad porque los lazos personales que se establecen crean un espacio de confianza entre ellos. Todos los miembros del equipo confían los unos en los otros y aquí se favorece un clima de innovación. Asumir riesgos es frecuente y natural en este contexto pues hay confianza en la cobertura que se obtiene del grupo y en la capacidad de aprender de los errores.
La flexibilidad aparece también porque el líder de este tipo, igual que una madre que ajusta las normas de la casa para que encajen en el proceso de crecimiento de los hijos, no impone reglas innecesariamente estrictas a sus colaboradores acerca de cómo hacer su trabajo y les da libertad para que lo hagan de la forma que ellos consideren más adecuada.
El líder integrador ofrece un amplio repertorio de feedback positivo, proporcionando un sentido de reconocimiento y recompensa por el trabajo bien hecho. Este tipo de realimentación es especialmente potente en el ámbito de trabajo porque es muy raro: más allá de la revisión anual, la mayoría de la gente no obtiene feedback de ningún tipo acerca de sus esfuerzos cotidianos o, si acaso, sólo obtiene feedback negativo de lo que no hace bien. Esto hace que lo positivo que se transmite en el feedback sea de lo más motivante.
Como hemos dicho, los líderes integradores son maestros en crear sentido de pertenencia. No les importa en absoluto llevarse a su equipo a comer, o a tomar unas copas y tampoco le cuesta nada hacerlo de forma individual para entender mejor cómo va cada uno. A veces traerá bollos o pasteles para celebrar un logro del equipo. Son creadores de relación por naturaleza.
En qué contextos funciona bien el estilo integrador.
Funciona muy bien cuando hay un rango relativamente estrecho entre los rendimientos de los miembros del equipo y cuando hay un grado de madurez que conduce a una elevada asunción de responsabilidades dentro del mismo. También es notable su efecto cuando dentro del propio equipo hay un buen número de líderes en potencia que pueden servir de referencia a los demás.
En qué contextos no funciona bien el estilo integrador.
A pesar de sus beneficios claros, este estilo no deber ser utilizado de forma exclusiva por los líderes. Un enfoque exclusivo en el reconocimiento puede llevar a que algunos miembros del equipo produzcan un rendimiento mediocre que no sea convenientemente corregido. Algunos empleados pueden considerar que se tolera la mediocridad y, como los líderes integradores rara vez proporcionan consejos constructivos acerca de cómo mejorar, los miembros de su equipo tendrán que imaginarlo por sí mismos. A veces un equipo necesita directivas muy claras para navegar a través de desafíos complejos. En tales casos un líder integrador puede parecer que anda sin timón.
Cuando el equipo está muy desorientado acerca del objetivo y del plan para alcanzarlo, un directivo con este perfil deberá complementarlo con rasgos de otros perfiles como puede ser el visionario que les aporta la visión clara y las indicaciones de cómo alcanzarla, lo que hace que las personar sepan cómo contribuyen con su trabajo al éxito de todo el grupo. Si este estilo se combina con el estilo cuidadoso propio del líder integrador, el resultado suele ser muy potente.