Se puede definir a un líder coercitivo como aquel que además de transmitir la visión y el objetivo se ocupa de dejar clara las consecuencias que tiene para el equipo y sus miembros el no conseguir la meta. Es el líder que pretende conseguir resultados bajo amenazas.

De todos los estilos de liderazgo, es fácil comprender que el estilo coercitivo es uno de los menos eficaces en la mayoría de las situaciones. Tengamos en cuenta lo que hace este estilo con el clima de la organización: la flexibilidad desaparece, todas las decisiones críticas las toma el líder y esto destruye cualquier intento de iniciativa o de generar nuevas ideas desde su raíz.

La gente se siente tan poco respetada que piensa “ni se me ocurre ofrecer mis ideas, me las van a tumbar de entrada.” Igualmente, el sentido de responsabilidad se evapora pues las personas no son capaces de actuar bajo su propia iniciativa, pierden su sentido de propiedad sobre los asuntos y no se sienten muy responsables de sus resultados. Algunos se sienten tan resentidos que adoptan la actitud de “yo no voy a ser el que le eche una mano a este tirano.”

El sistema coercitivo de liderazgo también tiene un efecto muy dañino en el sistema de recompensas. La mayoría de los mejores trabajadores no están motivados sólo por el dinero y buscan la satisfacción del trabajo bien hecho. El estilo coercitivo daña ese orgullo. Finalmente, este estilo impide la ejecución de una de las mejores herramientas con las que cuenta un líder: motivar a la gente mostrándoles como contribuye su trabajo en una visión compartida. Esta pérdida, medida en términos de calidad disminuida y compromiso, deja a la gente alienada de su propio trabajo llegando a considerar “¿importa esto para algo?”.

En qué contextos funciona bien el estilo coercitivo.

Podríamos decir que casi nunca. Las investigaciones muestran, no obstante, que hay unas pocas situaciones en las que este estilo funciona bien, como puede ser el caso de una recuperación radical en el caso de una empresa que está al borde de la quiebra o en situaciones muy límites como una compra hostil y otros escenarios parecidos.

Este estilo debería ser utilizado solamente con extrema cautela en situaciones muy especiales en las que es absolutamente imperativo. Este estilo puede ser el único que permita romper hábitos desastrosos de trabajo y provocar una reacción entre las personas. Siempre es apropiado ante una emergencia real, por ejemplo en caso de incendio o terremoto y puede llegar a ser adecuado para gestionar empleados con los que cualquier otro estilo ha fracasado.

En qué contextos no funciona bien el estilo coercitivo.

Si un líder emplea este estilo de forma exclusiva o sigue utilizándolo después de que la situación de emergencia haya pasado, el impacto a largo plazo puede llevar a la organización a la ruina. decisión.